EL 45% DE LOS ADULTOS DEL CONDADO DE MONTEREY TIENEN PREDIABETES O DIABETES TIPO 2.
Es La Bestia que pone a nuestras familias, amigos, vecinos, y tal vez incluso a usted, en peligro de ceguera, enfermedades cardíacas y más.
La buena noticia es que los cambios simples en nuestra vida diaria pueden prevenir la diabetes. Juntos, podemos tomar mejores decisiones para una vida más saludable en el condado de Monterey.
Conozca los hechos antes de que La Bestia lo atrape.
¿CREE QUE CONOCE LA DIABETES? PIENSE OTRA VEZ?
Conozca los hechos para echar a La Bestia de su vida.
¿MITO o REALIDAD?
Si tuviera diabetes, lo sabría.
Mito
Más de un tercio de los adultos en los EE. UU. tienen prediabetes y más del 80 por ciento de ellos no saben que la tienen. Más de 34 millones de estadounidenses adultos tienen diabetes tipo 2 y 1 de cada 5 no sabe que la tiene.
¿MITO o REALIDAD?
La diabetes tipo 2 afecta su corazón, vasos sanguíneos, nervios, ojos y riñones.
Realidad
La diabetes tipo 2 puede afectar a casi todos los sistemas de órganos del cuerpo. Y, si no se controla, puede provocar un derrame cerebral, un ataque cardíaco, ceguera, insuficiencia renal, dolor crónico y amputaciones.
¿MITO o REALIDAD?
Casi todos en mi familia tienen diabetes tipo 2, así que yo también la voy a padecer.
Mito
Incluso si la diabetes es hereditaria, seguir una dieta saludable y hacer actividad física puede prevenirla.
¿MITO o REALIDAD?
Las personas con diabetes tipo 2 tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones por COVID-19.
Realidad
Es más probable que el COVID-19 sea grave para las personas con diabetes de todas las edades, pero es menos riesgoso cuando la diabetes se controla bien con dieta y ejercicio.
¿MITO o REALIDAD?
Si no como postre o dulces, puedo controlar mi diabetes.
Mito
Muchos alimentos que no son dulces en realidad están llenos de azúcar oculta, y aprender cuál evitar puede prevenir picos sorprendentes de azúcar en la sangre.
LA HISTORIA DE SUSANA
Aprendí que pequeños pasos como ese hacen una gran diferencia para facilitar el cambio de hábitos. Empecé a perder peso y, después de seis meses de estar en el DPP, perdí 19 libras, sin dietas descabelladas ni pastillas ni bebidas que cuestan mucho.