En 2015, Maria Andrade Olmos estaba de luto por la muerte de su padre. Había perdido dos piernas debido a la diabetes tipo 2 y falleció poco después. Luego, su médico le dijo que ella también tenía diabetes tipo 2.
Durante años, María luchó con La Bestia. “Siempre estaba cansada y me daban muchos dolores de cabeza”. Luego, en 2019, se unió a una clase de nutrición en el Centro de Diabetes y Endocrinología del Valle de Salinas, donde aprendió más sobre cómo administrar sus medicamentos y mejorar su dieta. “Antes comía muchas tortillas. Ahora como mucho pan de trigo y más verduras. Y ahora bebo leche al 1% y mucha agua. Y nada de refresco”.
Cuando María comenzó a sentirse mejor, comenzó a caminar todos los días. Y cuanto más caminaba, mejor se sentía. “Caminar me da energía. No me siento tan cansado como antes”. Aproximadamente un mes después de que comenzó a caminar, María notó que su ropa le quedaba un poco más holgada. “Yo pensaba: ¡Vaya, esto funciona! Así que eso me mantuvo en marcha”.
Ahora, todos los días, María se dirige a Toro Park o Lovers Point para caminar durante una hora, recorriendo de tres a cuatro millas. “Antes volvía a casa del trabajo y me sentía muy, muy cansado. Ahora, llego a casa del trabajo y salgo a caminar. Me da energía”. El ejercicio de caminar ayuda a María a perder peso y a comer de manera más saludable. “Es un poco raro. Llego a casa y pienso: no puedo comer eso porque entonces toda la caminata que hice sería en vano”.
Desde su primera visita al Centro de Diabetes y Endocrinología, María ha bajado su nivel de azúcar en la sangre de 200 a 120, dentro del rango normal. Y ha bajado de 182 libras a 161 libras. “Ahora me siento bien”.
La caminata diaria de María también ayuda a su familia a estar más saludable. Su esposo camina con ella, disfrutando del ejercicio y el tiempo juntos. “Me ayuda mucho”. Y su hijo de 20 años ha comenzado a correr. “Él ha visto la forma en que lo estoy haciendo mejor, y ha comenzado a correr tres millas por día. ¡Ha perdido 15 libras!”
Un paseo diario por el parque. Es un cambio simple que ha marcado la diferencia en la salud de María. Un cambio que la ayuda a querer comer mejor y que reduce su nivel de estrés junto con su azúcar en la sangre. La caminata de María también ayuda a su familia a estar más saludable. “Vayan a caminar”, aconseja María a otras personas que enfrentan diabetes tipo 2. “Tendrán más energía. Vayan por su propia salud”.